Camino Portugués: Tui-Santiago

El pasado Domingo me desplacé al aeropuerto de Oporto para recoger a mis amigos brasileños que vienen a visitar nuestro país durante todo el mes de junio. Entre ellos está Fabio, coetáneo y compatriota del famoso escritor Paulo Coelho, cuyo primer libro El Peregrino de Compostela, popularizó el camino en Brasil. Por eso es fácil encontrar en cualquiera de las versiones del Camino a peregrinos brasileños.

Mi amigo Fabio llega con la ilusión de hacer el Camino Portugués en su último tramo de Tui a Santiago y, como quiere aprovechar el tiempo de su estancia aquí, me proponer hacer en cuatro días las seis etapas en las que tradicionalmente se divide el este camino.  Y así lo hemos hecho y de ello damos cuenta en el apretado resumen que viene a continuación.

28 Mayo Lunes Etapa 1 Tui – Redondela  33,4 Km.  9,3 h.

El mismo domingo de la llegada a Vigo, cogemos los bártulos y por la tarde nos dirigimos al albergue de peregrinos de Tui en donde dejamos el equipaje y recorremos la ciudad. Como es norma en estos establecimientos, a las diez se cierra la puerta y se apagan las luces. Reina el silencio y al poco rato el sueño se cierne sobre los cansados peregrinos que vienen de etapas anteriores o sobre los que lo comienzan aquí con la ilusión de caminar sobre la histórica senda por la que llegarán hasta el templo del Apóstol en Compostela.

A las seis y media de la mañana ya estamos a pie y abandonamos en albergue. Desayunamos por allí cerca y comenzamos nuestra marcha, atravesando las aún silenciosas calles de la ciudad que pierde su faceta urbana en la inmediaciones del hermoso puente medieval construído sobre el río Louro.

El camino no tarda en pasar de sendero a carretera y así será durante bastantes kilómetros. Pronto entramos en el polígono industrial de As Gándaras en O Porrriño, seguimos hacia Mos siempre sobre la carretera, unas veces la antipática N-550, otras, pistas rurales pero asfaltadas y así casi sin excepción hasta llegar a Redondela en donde nos dan acogida en el estupendo albergue de La Casa de la Torre. Una habitación para dos con baño incluído, todo un lujo.

Albergue de Tui. Puente sobre el Louro.

Tiempo Albergue

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29 Mayo Martes Etapa 2 Redondela-Briallos 37,5 Km.  12 h.

A las siete y media estamos de nuevo en el Camino. Sigue el asfalto por doquier salvo algún pequeño tramo. Entramos en pleno monte pero no hay que hacerse ilusiones, apenas alguna que otra pista forestal y sigue el asfalto. Una vez llegados a lo más alto aparece la ría pero solamente hay un pequeño tramo desde el que se la pueda contemplar quedando la mayor parte de la espléndida ensenada fuera de la vista.

Ya en Pontesampaio, atravesamos su histórico puente, famoso por la gesta de sus vecinos contra las tropas de Napoleón y, una vez abandonado el pueblo, seguimos entre fincas hacia la Canicouva atravesando otro puente, esta vez una fea construcción metálica que sustituye al anterior, uno antiguo de piedra que se vino abajo. Nos detenemos en Pontevedra para comer y seguimos hasta Briallos, una aldea de Portas, a unos 5 Km. de Caldas de Reis. El albergue está medio vacío, situado en la soledad de los campos, en un ambiente lleno de silencio estupendo para dormir. No hay restaurante ni bar. Solamente una pequeña tienda en donde nos abastecemos de fruta y algo más para cenar. Una vez más nos obsequian con un dormitorio que parece una suite, con dos camas y aseo anexo. Estas largas etapas y el interminable asfalto van haciendo mella en los pies de mi amigo que  soporta las molestias con entereza.

Albergue de Redondela. Peregrinos esperando a que abra el albergue de Pontevedra.

Tiempo Albergue
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30 Mayo Miércoles Etapa 3 Briallos-Padrón 25,2 Km. 10 h.

A las siete y diez salimos de Briallos hacia Caldas de Reis que es donde podremos desayunar, pues por estos parajes y a estas horas eso es imposible. Hay que abrigarse porque la madrugada de presenta fresca. Los caminos son ahora algo más amigables y, aunque sigue dominando el asfalto, pasamos de vez en cuando por alguna carballeira o a lado de un riachuelo por la inmediaciones de Valga. Llegamos a Padrón a las dos y pico, al albergue que está al lado del Convento del Carmen. Es una instalación muy bien acondicionada y que también está medio vacía. Comemos en un restaurante el plato del peregrino, o sea el plato del día que suele estar entre ocho y diez euros y regresamos al albergue para echar la consabida siesta después de la cual nos damos unas vuelta por esta villa, cuna de Rosalía y Camilo J. Cela. A mi amigo Fabio lo que más le llama la atención son las iglesias, sobre todo las antiguas, que él fotografía con entusiasmo. Hacemos tiempo hasta la hora de regresar al albergue poco antes de las diez.

Albergue de Briallos. En la iglesia de Campo, cerca de Valga.

Tiempo Albergue

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31 Mayo Jueves Etapa 4 Padrón-Santiago 27,2 Km. 9 h.

A medida que acumulamos kilómetros aumentan las molestias en los pies de mi amigo Fabio aunque él las soporta con admirable estoicismo. Se ve que la falta de práctica en esto de senderear le pasa factura. Precisamente temiendo que la marcha de mañana sea lenta, decidimos levantarnos a las cuatro y media para compensar con horas el retraso que se producirá con la lentitud de nuestra caminata. Por eso, aunque cuando cuando salimos del albergue es  noche cerrada que no deja ver las típicas flechas amarilla que señalan el Camino,  seguimos adelante guiados por el aparato GPS que sin equivocarse nos lleva por la senda jacobiana sin dificultad.

Van quedando a trás pueblos y aldeas, hasta que llegamos a Casalonga, en el municipio de Teo, limítrofe ya con Santiago. Aquí, en  Casalonga, un poco desviada del Camino, divisamos una farmacia en la que su mancebo, cual auténtico buen samaritano, repasa una por una las heridas con que los más de 100 Km. que llevamos recorridos en estos cuatro días han lacerado los sufridos pies de Fabio. Así curado, con renovados ánimos y espíritu de sacrificio recorremos lentamente los ocho últimos kilómetros que nos separan del Santo Apóstol bajo un sol de justicia. Son las dos de la tarde cuando alcanzamos la Plaza del Obradoiro donde nos esperan familiares y amigos. Reposamos en el Hostal de los Reyes Católicos, que es donde lo hacían los antiguos peregrinos, entramos más tarde en la en la Catedral para saludar al Apóstol y pasamos, por la oficina del Peregrino para recoger la Compostela, el certificado que nos acredita como peregrinos que han hecho el Camino.

Un camino que en esta versión llamada Camino Portugués, es feo,aburrido y pesado.  Diseñado casi en su totalidad, al menos en su paso por Galicia, sobre la antigua Via XIX de los romanos, no dudo en que el el itinerario histórico por el que peregrinaron en otras edades reyes y plebellos, santos y guerreros. Pero esa historia está enterrada a lo largo de casi todo el trayecto bajo el asfalto con el que los nuevos tiempos cubrieron el histórico Camino. Y si no es la Via XIX, son las pistas y senderos que atraviesa montes y aldeas, ayer caminos rurales hoy carreteras más o menos solitarias pero con un pavimento que es más apropiado para las ruedas de los automóviles que para las botas de los peregrinos.

No sería mala idea olvidarse un poco de la historia y ofrecer a los caminantes un itinerario imaginativo y ecológico por el que se pudiera transitar sobre el blando pavimento de los ancestrales senderos de tierra, diseñado para que el peregrino tuviera la oportunidad de contemplar los hermosos paisajes que con el mar y el monte con sus ríos y valles embellecen las tierras de Pontevedra y A Coruña que son las provincias por las que discurre, en Galicia, el llamado Camino Portugués.

Albergue de Padrón. A la derecha, la «Compostela»

Tiempo Albergue

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Diario de un peregrino (Vía de la plata)

Hace cinco años, en el 2005, aproximadamente por estas fechas, hice en compañía de mi hermano Manolo el Camino francés, desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela.

Ahora, otros cinco años después, en este 2010, Año Santo Compostelano, decidí llevar a cabo una vieja ilusión, la de recorrer el Camino por la Vía de la plata, desde Sevilla a Santiago, empresa que acometí hace poco más de un mes con  mi amigo Dietmar Einoder, excelente y entrañable compañero de fatigas y contentos, que de todo hubo en esta larga marcha de casi 1.000 Km.

Así que, habiendo hecho los preparativos necesarios, el 14 de Abril volamos desde Vigo a Sevilla, en donde recogidos mochila y bastones, habríamos de inciar a la mañana siguiente nuestra andadura.  Nos hemos orientado por la Guía de Eroski Consumer en sus dos versiones de la Vía de la plata y el Camino Sanabrés que se pueden consultar haciendo clic en esos enlaces o en cada uno de los epígrafes de cada etapa. En estas guías vienen mapas e información detallada sobre el itinerario y lugares de interés, así que en esta relación me limitaré a referir mis impresiones personales y las particulares vivencias que hemos experimentado a lo largo del Camino.

Este día preliminar al inicio, lo hemos dedicado a pasear por esta hermosa ciudad en compañía de dos viejos amigos de Dietmar que han sido unos estupendos anfitriones. Con ellos hemos descubierto lo que es  un serranito, apetitoso bocadillo  cuyo interior alberga un bistec cubierto por un pimiento y una tortilla francesa, lo cual acompañado de una copa de vino oloroso, Pero Ximénez, constituye una cena sencilla pero espléndida.

Ya iba siendo hora de retirarse, que mañana hay que madrugar, así que nos despedimos de nuestros amigos y nos dirigimos al Albergue Juvenil, en la calle Isaac Peral, donde compartimos habitación con un alemán, uno de los muchos que nos encontraremos  en las próximas semanas.


La Torre del oro bajo un amenazante cielo, augurio del mal tiempo que nos espera para los próximos días. A la derecha, Dietmar con sus amigos.

Albergue Calidad Plazas Precio Tiempo
Juvenil
Bueno 240 25€

Nota: Para ampliar, hacer clic en las imágenes.

Jueves, 15 de abril.

1ª Etapa: Sevilla – Guillena 24 Km. 5 h.

A las seis de la mañana abandonamos el albergue y tomamos, como únicos pasajeros, el primer autobús de la mañana, el 34, que nos lleva hasta cerca de la catedral. Allí, junto a la puerta de la Asunción, iniciamos el Camino. Al doblar la esquina vemos la primera señal del camino, una vieira de cerámica en una pared de la calle Vinuesa. Atravesamos las calles aún solitarias a este hora temprana, brillante el piso por la reciente lluvia, con cierta emoción que nos embarga en el primero de los treinta y tantos días que tenemos por delante.

LLegados al puente de Triana, pasamos por delante de la Capilla del Cachorro, imprescidible en la semana Santa sevillana:

¡Ay que pena más gitana
cuando se aleja del puente
el Cachorro de Triana!

Aunque es de noche y parece invierno, suenan en nuestra imaginación los ecos de una saeta.

Una vez abandonado el barrio de Triana, salimos a la carretera y, como suele pasar al salir de una población grande, no nos deja el asfalto hasta pasar Santiponce. Aquí, en Santiponce, visitamos las archifamosas ruinas de Itálica, primer enclave romano de importancia en la Vía de la Plata. A unos 2 Km., salimos, por fin, del asfalto para entrar en una larga pista de tierra que se abre entre  extensos campos de trigo y tierras de labor.

Después de casi una docena de Km. entramos en Guillena, destino de esta corta etapa incial. Guillena es un hermoso pueblo típico de Andalucía, cocn sus casasa todas en blanco y añil y una hermosa iglesia pero con un albergue desastroso, mal cuidado y sin la menor atención. No hay hospitalero ni nadie que atienda a los peregrinos, algunos de los cuales duermen en el suelo, por falta de literas.  Comemos en un bar que se llama Casa del Pueblo, no sé porqué, el menú del día, mediocre, por 13€.

A las diez, se apaga la luz, reina el silencio y los peregrinos duermen.


Un solitario transeúnte nos hizo esta foto en el punto de partida. Teatro romano de Santiponce, antes de Itálica.


En Itálica a la entrada del anfiteatro. Uno de los numerosos mosaicos que decoraban el piso de las mansiones romanas.


La larga pista de tierra sustituye al asfalto. Calle de Guillena.

Albergue Calidad Plazas Precio Tiempo
Municipal Malo 16 Gratis sollluvia


Viernes, 16 de abril.

2ª Etapa: Guillena – Castilblanco de los Arroyos 18Km. 3h.

A la salida del albergue está todo oscuro y no se ven las marcas, así que decidimos seguir por la carretera, la N-640 que nos acompañará en gran parte del recorrido por toda la Vía de la Plata. Al cabo de unos 4 Km. alcanzamos el Polígono Industrial del Cerro de donde parte la vía pecuaria Cañada Real de las Islas.

Durante unos 7 Km. esta vía, que es una pista de tierra, discurre entre grandes extensiones de olivos y naranjos en flor que perfuman el ambiente con un intenso aroma de azahar, econtrándonos con algún que otro cortijo perdido en la inmensidad de estos terrenos. Sigue leyendo

Diario de un peregrino (Camino francés)

Después de treinta y nueve años y ciento quince días de trabajo en la misma empresa y ya con sesenta y tres años, solicité mi retiro el cual me fue concedido en condiciones aceptables. Estaba al borde del agotamiento y, aunque todos estos años trabajé siempre con ilusión y entusiasmo, quizá el exceso de trabajo y la falta de descanso me llevaron a esta situación de casi agotamiento de mis fuerzas y de mi propio proyecto dentro de la empresa. Pues bien, uno de mis mayores anhelos, largo tiempo guardado en el cajón de mis actividades para el tiempo de mi retiro, era recorrer los pueblos y ciudades que van desde Roncesvalles a Santiago de Compostela por los que pasaron durante más de un milenio tantos y tantos peregrinos que de todas partes del mundo y en las circunstancias y tiempos más diversos, unos, la mayoría, sobre todo en los tiempos antiguos  empujados por la devoción a Santiago, otros por sumergirse en la magia del camino, algunos por simple curiosidad cultural o por el simple pacer de andar, hasta para hacer turismo barato, dicen algunos hospitaleros.

Así que disponiendo ya de todo mi tiempo, a partir del doce de enero de dos mil cuatro, me preparé para emprender en abril la ansiada experiencia que reclamaba mi afición de senderista y animaba el sentido cristiano cultural e histórico de la mágica senda. Recogí información sobre el camino en internet y de otros que ya lo habían hecho, datos de cómo prepararse, qué cosas llevar, peso aconsejado para la mochila, vida en los albergues, etc. Partiría el diez y siete de abril y haría el Camino, solo o acompañado, en treinta y un días.

No lo quiso así nuestro Señor Santiago, el destino o la mala suerte porque a finales de febrero me acometió en la rodilla un dolor cada vez más intenso que acabó por inmovilizarme y que fue diagnosticado como «osteonecrosis espontánea en cóndilo femoral interno», es decir, células muertas en el extremo del fémur, como una herida interna que me impedía caminar y cuya curación se conseguiría a base de reposo con una duración aproximada de siete meses. Me lo tomé con paciencia y fe en la curación. La enfermedad pasó, volví, tímidamente al principio, a mis actividades de senderista y cuando ya recorridos unos cientos de kilómetros pude confiar en mis rodillas, retomé el proyecto y en este dos nil cinco, acompañado de mi hermano Manolo, peregrino experimentado, inicié la marcha desde Roncesvalles, el ocho de mayo de este año del Señor.

En las notas que siguen se resumen detalles, experiencias y curiosidades que, en las tardes de nuestra andadura, en el tiempo de descanso ya en la mesa de una bar, en el salón del albergue o sentado sobre la hierba de un prado, plasmábamos la mayor parte de los peregrinos en nuestros Diarios del Camino. Son observaciones personales, llenas de subjetividad, como tarjetas postales enviadas a uno mismo.

En cierto modo reflejan la vida en el Camino que es como una burbuja que envuelve a los peregrinos y flotando entre la vida de las personas corrientes conforma un comportamiento y un estilo completamente diferente del mundo que les rodea. Los vemos en las ciudades, villas y aldeas por donde pasa el Camino con su  peculiar atuendo y sus mochilas saliendo de los albergues como un ejército de sombras al amanecer, inundando con su presencia las pequeñas localidades donde a veces hay más peregrinos que habitantes, recogidos en los dormitorios de los albergues, no más tarde de las diez, entregados al sueño reparador mientras que la gente corriente, la que no está en el Camino, sigue paseando, cenando, viendo la tele o trabajando. La vida en el Camino es una vida aparte, ajena al resto de la gente pero que limpia el alma y robustece el cuerpo.

Yo he sido uno de esos peregrinos y dejo aquí mi modesto testimonio de tan gozosa experiencia. Llegar a Santiago después de treinta y un días de peregrinaje no ha sido una meta ni un objetivo sino el remate de un retazo de vida casi inventado, ajeno a la rutina diaria durante el cual me he sentido sumergido en el paisaje cuando solo, en las inmensas llanuras de la Tierra de Campos, me sentía único entre el cielo y la tierra, como un solitario modelo dibujado en el inmenso lienzo de verde y azul.

¡Buen Camino! es el saludo de los peregrinos cuando abandonan los albergues, se cruzan en los senderos o se ven en las aldeas o pueblos del Camino. Es un saludo que expresa el ambiente de concordia y pacífica convivencia que, en general, reina donde quiera que estén los peregrinos.

¡Buen Camino! es mi deseo para los que esto lean, para los que me rodean y para todos los que están en este sendero que es la vida de todos los días.

7  mayo Sábado Etapa en tren Vigo-Pamplona  11 h

A las 7.35 tomo el tren Talgo Vigo-Barcelona. Es aún de noche. Estoy solo en mi vagón con mi pequeña mochila cargada con la más sucinta indumentaria y mi corazón lleno de ansiedad por comenzar el larguísimo sendero de siglos que es el Camino. En Redondela sube mi hermano Manolo. Hacía tiempo que no viajaba en tren y vienen a mi memoria aquellos versos de Don Antonio Machado. «Yo para todo viaje -siempre sobre la madera de mi vagón de tercera- voy ligero de equipaje».  Ya no existen aquellos vagones pero la sensación entrañable del viaje en tren, viendo correr el paisaje, el mar, los postes, los coches desde la ventanilla sigue siendo la misma que sentí en aquellos trenes de hace 50 años. Marcha el tren pacientemente, para aquí y allá. Suben viajantes de comercio, amas de casa, algunos gitanos, también peregrinos y al llegar a Astorga vuelve el sonsonete  no olvidado de ¡Mantecadas de Astorga!. Eso no ha cambiado. Corre el tren atravesando aldeas, ciudades, los campos yermos del páramo leonés, los verdes trigales de La Rioja y navarra. Ya estamos en Pamplona.

Son la seis y media y hace calor. Necesitamos un taxi que nos lleve a Roncesvalles. En la explanada de la estación no se ve ninguno. Primer tropiezo: están de huelga. Nos vamos a la estación de autobuses y allí nos dan el teléfono de un taxista esquirol que nos pide que le esperemos en Huarte, un pueblo en la periferia de Pamplona. Una vez allí, nos sugiere que nos quedemos en el albergue hasta el día siguiente para recogernos por la mañana temprano. Otros tres peregrinos también están allí por indicación del mencionado sujeto. Menos mal que un nativo que está punto de subir a su monovolumen con su mujer y su bebé se decide a llevarnos a Roncesvalles por 100 €.

Llegamos a Roncesvalles a las 9 y cuarto, es decir a última hora ya que cierran a las diez. Nos tomamos un bocata en el bar de enfrente y celebramos con una caña el «milagrito» con el que Santiago nos ayudó a comenzar el Camino desde el sitio y  en el día  previsto.  La pena fue que no pudimos asistir a la misa del peregrino. El albergue es una antigua iglesia acondicionada para tal menester y está atendido por hospitaleras alemanas. Se encuentra prácticamente lleno. A las diez en punto apagan la luz. Es la primera noche del Camino. Me cambio de camiseta y me acuesto en calzoncillos, como lo haré de ahora en adelante. Siento cierta ansiedad pero me quedo dormido pronto.

8 Mayo Domingo Etapa 1 Roncesvalles – Larrasoaina 28,5 Km. 6 h.

A las seis se encienden las luces. Ya desde hace un rato percibo cierto ajetreo entre algunos peregrinos que ya están levantados y se manejan a oscuras con sus linternas. Rápido aseo en los sótanos donde ya hay peregrinos desayunando, montaje de la mochila y afuera. A las 6.45 emprendemos la marcha. Aún es de noche y hay una espesa niebla. Al llegar a Burguete, a unos 4 Km., desayunamos abundantemente en un bar a donde van llegando otros peregrinos. Ya es de día y se disipó la niebla.

Seguimos por veredas y caminos entre campos de hierba y hayedos. En Zubiri, después de haber atravesado el Puerto del Erro, nos detenemos a tomar la fruta y un café. Quedan 6,5 Km, a Larrasoaina a donde llegamos a las doce. Manolo recuerda que el año pasado estuvo en un hostal por el mismo precio que el albergue donde no había sitio en literas, solamente en colchonetas en el suelo. Resulta que el hotel lo rige la mujer del alcalde que es, además, la hospitalera que nos dice que la habitación cuesta 24€. En realidad, donde estuvieron Manolo y Maló fue en el hotel de enfrente y en el bajo, no en las habitaciones. En fin, nos recomienda que vayamos al albergue, que hay sitio de sobra.

Allá nos vamos y al poco tiempo llega la hospitalera y nos abre. Entramos en una sala con unas doce literas. Escogemos las de abajo que según Manolo tienen más ventajas para moverse y dormir. Ducha y lavado de ropa. Menú del día en el único restaurante, cerca del albergue: ensalada, carne estofada y helado. Siesta.

El tiempo sigue espléndido. Hemos sustituido las botas por sandalias con calcetines. Paseamos de arriba a abajo por el pequeño pueblo que, como es domingo, está como dormido. Lo único que se mueve aquí son los peregrinos que andan de un lado para otro matando el tiempo. También hacemos tertulia en el patio del albergue.

Este albergue es municipal. Está en medio del pueblo y lo llevan la señora antes mencionada y su marido que fue alcalde de Zubiri y tiene, por lo visto, cierto prestigio por aquí. Vamos al bar que rige un tal Santagalo, muy charlatán y voceras que se tiene a sí mismo por simpático y ocurrente y trata de hacer gracia con comentarios y chistes que dice sin cesar. La verdad, un plasta. Cenamos aquí un bocata y a las 9.30 nos metemos en las literas. A las cuatro me despierto y tengo que ponerme los tapones porque hay un roncador encima de la litera de Manolo que nos está dando la noche.Escucho un poco la radio y quedo dormido de nuevo.

Tiempo Albergue


Bajando de Roncesvalles. Albergue de Larrasoaina.

9 Mayo Domingo Etapa 2 Larrasoaina – Pamplona 15,8 Km. 3 h. 45 min.

A las seis, arriba. El «roncador» no dejó dormir a Manolo. Habrá que tomar nota de su cara y alejarse de él en los próximos albergues. Corre el sendero a lo largo del río Arga pero demasiado cerca de la carretera. Poco antes de llegar a Huarte equivocamos la dirección y nos desviamos un poco más de 1 Km. debido a una equívoca señalización en un cartel publicitario. Damos con el camino correcto y nos dirigimos hacia Villalba. Allí descansamos en la alameda para tomar fruta y echar un pitillo (Manolo).

Son las diez y media cuando llegamos al albergue de las monjas adoratrices. Demasiado temprano ya que era una etapa corta. Hasta la una no abrirán, así que nos vamos a dar una vuelta por allí cerca. Esto está en el mismo centro, casi al lado del ayuntamiento. Cuando volvemos ya hay unos cuantos peregrinos esperando. A la una abren y como somos los primeros escogemos literas. Una habitación con dos, la misma en la que estuvieron Manolo y Maló el año pasado con el cuarto de baño al lado y ventana a la calle. Todo un lujo. Nos duchamos y ordenamos las cosas, a saber, saco de dormir encima del colchón para asegurar territorio, mochila en la cabecera, botas en una esquina.

Nos vamos a comer el plato del día, «menú del peregrino», pero eso no deja e ser un reclamo ya que es un menú como en todas partes. El restaurante se llama «Sagardotegui Iruñazarra». Ensalalada y filete.Después de la siesta nos vamos a La Ciudadela que es una antigua fortificación convertida en parque. Compramos la fruta y pegamento para las botas que es están agrietando por la parte de la goma.Está nublado y cae un fuerte chaparrón. Hay un bochorno pesado. Entramos en la iglesia de San Saturnino, cerca del albergue, donde están oficiando una misa de funeral de alguien que debe ser del Opus, por la pinta de la gente. Volvemos al albergue. Cenamos a base de fruta y yogur ya la cama.

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Puente sobre el Arga. Albergue MM. Adoratrices.

10 Mayo Martes Etapa 3 Pamplona – Puente la Reina 27 Km. 6 h.

Diana a las seis. Desayuno en una cafetería a la salida de la ciudad poco antes del campus universitario. Paramos en Czcur Menor, después de atravesar todo el campus, para que Manolo desonere su vientre. Saliendo ya al campo abierto hincamos la subida al famoso Alto del Perdón, por senderos y pistas que discurren entre trigales y praderas. También atravesamos algún bosque pero, a medida que se sube, el paisaje es más de monte bajo y matorral. En la cima hay un curioso monumento que representa una peregrinación medieval hecho en chapa ante el cual nos sacamos la obligada foto. También hay un francés que vende café y refrescos, cabreado porque cai nadie le compra.

Ya se va viendo gente conocida de las etapas de atrás. Después de tomar la fruta, comenzamos la bajada, brusca y pedregosa en su inicio pero, a medida que se llega al valle, el paisaje se torna exuberante. Campos de trigo y cebada que, como enormes retales de variados verdes se extienden hacia Obanos. Aquí, en Obanos, es famoso su «misterio» en el que rememoran las historia de Felicia y Guillén, dos mártires de los primeros tiempos. Vemos que por aquí anda el «roncador». Lo acompaño un rato. Va en compañía de un amigo. Son gente joven. Parecen buenas personas.

Poco después llegamos a Puente la Reina, fin de etapa. Entramos en el albergue de los Padres Reparadores. Está bien preparado y es barato: 4€. Nuestro amigo se va a otro que hay más adelante y nos quedamos tranquilos. Estos Padres Reparadores son una congregación que tiene casa aquí y colegio así como un beato que vivió en este pueblo y fue mártir en la guerra civil. Está enterrado en la iglesia de Santiago, contigua al colegio y que tiene un curioso crucifijo en forma de y.

Comemos en Casa Joaquín un par de huevos fritos que son una delicia. La camarera reconoce a Manolo que comió aquí en su peregrinación del año pasado. Después de la siesta nos vamos a ver el puente que da nombre al pueblo y que es una belleza medieval. Entramos en su impresionante oficina de turismo donde compro una conchita-pin con la cruz de Santiago. Damos unas vueltas más y compramos fruta y embutido para la cena.

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Puerto del Perdón. Albergue PP. Reparadores.

11 Mayo Miércoles Etapa 4 Puente La Reina – Estella 24 Km. 6 h.

A las seis y media estamos en ruta. No hay nada abierto a estas horas así que nos ponemos a andar y al cabo de dos doras llegamos a Cirauqui donde encontramos una panadería con máquina se café y magdalenas, así que allí desayunamos. Hay un sello libre en la plaza del ayuntamiento. Siguen los hermosos caminos entre campos de trigo y amapolas.

En Lorca sellamos de nuevo. Vamos dejando atrás a muchos peregrinos y llegamos al albergue de Estella los primeros. Vamos haciendo algunos contactos como Shirley, una escocesa que vive en Andalucía, una pareja de jovencitos que vieve en Málaga, otro de Redondela, un catalán y un checo bajito con el que charlo de vez en cuando que parece una mochila con piernas. Me dice que tiene una empresa de asesoría fiscal y que dedica una parte del año a andar por el mundo.

Comemos al lado del albergue que, por cierto, a primeras horas de la mañana queda completo. Damos un paseo por la tarde y, como viene sucediendo, cae un chaparrón durante un rato. Rozadura encima del talón izquierdo, pequeña ampolla en un dedo. Por lo demás, todo perfecto. De cena, fruta y bocata.

Tiempo Albergue


Hospital de peregrinos. En Estella sobre el Arga.

12 Mayo Jueves Etapa 5 Estella – Torres del Río 29 Km. 6 h.

Desayuno en el mismo albergue. A las 6.40 en marcha. En Irache probamos el vino en la fuente de vino y agua que las bodegas del sitio tienen instalada cerca del monasterio para uso público. El monasterio es impresionante, del siglo X. Ya recibía peregrinos siendo hospital, antes de que Nájera existiera. Al poco rato comienza a lover. Ya no parará hasta llegar a Los Arcos.

Seguimos por los senderos entre los extensos trigales, enormes lienzos de variados verdes imposibles de andar porque la lluvia los ha convertido en una masa pegajosa que se adhiere a las botas aumentado su peso y haciendo la marcha muy fatigosa.Aún así me apetece darle a las piernas un poco de caña y ando en solitario un largo trecho. Espero a Manolo a la entrada de Los Arcos. Deja de llover. Tomamos café. Me saco la ropa de lluvia. Decidimos seguir hasta Torres del Río. En Los Arcos tienen una impresionante iglesia con un enorme soportal cuyos arcos dan el nombre a la localidad. Llegamos a Torres del Río a las 13.50. El albergue es privado, no muy allá. La hospitalera llama a los peregrinos para que no vayan a otro que hay un poco más lejos, Casa Mari, después de la iglesia parroquial. Más tarde nos enteramos de que Casa Mari es más barato (4€) y bastante mejor. Como nos da un par de literas ocultas en un rincón, Manolo cambia de sitio a otras que quedan a lado de una ventana lo que provoca protestas de la hospitalera que debe ser argentina por el acento. Le pedimos disculpas, Manolo aduce claustrofobia y se queda tranquila. Este es el primer albergue en el que hay que dejar las botas en una estantería, a la entrada. A la hora de comer vuelve a llover. El restaurante lo lleva un hijo de la hospitalera y Carmen, su mujer, que es una guapa moza que contrasta con su ayudante que es una muchacha obesa y poco agraciada.

El pueblo es pequeño pero tiene una hermosa iglesia románica, la de El Santo Sepulcro. Hay un Centro Cívico que es una típica casona navarra en donde tomamos una caña y escribimos el diario. Compramos la fruta en una pequeña tienda atendida por un paisano que despacha por ventanilla. Cenamos y, como de costumbre, a las 9.30 a la litera.

Tiempo Albergue


Fuente de agua y de vino. Iglesia del Santo Sepulcro.

13 Mayo Viernes Etapa 6 Torres del Río – Navarrete  34 Km.  7h.

Desayunamos en el bar del hijo de Carmen la hospitalera. Somos los primeros en ser servido. Cuando salimos ya está el bar lleno de peregrinos esperando su turno. A los pocos kilómetros de senderos enlodados y casi intransitables por lo pegajoso del barro, decidimos pasarnos a la carretera que va todo el recorrido paralela al sendero. Nos acompaña una joven pareja de Canarias, aunque ella creo que es de Orense.

A la entrada de Viana está el cuartel de la guardia civil cuyo comandante es el cuñado del padre Ángel, de los carmelitas de Vigo, amigo nuestro. Entramos a saludarlo y quedamos con él en un café en la plaza de la iglesia de Santa María. Aprovechamos para asearnos y sacarnos la ropa de lluvia. Al poco rato llega Javier, el comandante, nos invita café, charlamos un rato y seguimos camino hasta Logroño a donde llegamos a las doce. No abren hasta las doce así que decidimos, después de tomarnos una ración de tortilla, seguir hasta Navarrete. Total, 34 Km. que nos pasan factura. Me sale otra ampolla en la planta del pie. Manolo también tiene alguna.

En el albergue de Navarrete nos dan las dos últimas plazas que son camas, no literas que nos asigna la hospitalera que es italiana y que habla de todo menos español (lo habla malamente). Hasta ahora venimos observando que todos los albergues acaban completos antes del cierre. Hacemos una sesión de lavadora (3€) y limpiamos las botas pàra descargarlas del peso del barro. Cuando escribo esto son las seis. No hubo siesta. Entre la llegada y la comida se nos pasó la hora. Matamos el tiempo paseando de arriba abajo, vstitando la iglesia, tomando una caña…Este albergue está lleno de extranjeros. En nuestra sala, los únicos españoles somos mi hermano y yo. Por cierto, me doy cuenta de que perdí el teléfono. Debió caerme del cinturón en algún sitio.

Tiempo Albergue


Albergue de Navarrete. Camino de Nájera.

13 Mayo Viernes Etapa 6 Torres del Río – Navarrete  34 Km.  7h.

Desayunamos en el bar del hijo de Carmen la hospitalera. Somos los primeros en ser servido. Cuando salimos ya está el bar lleno de peregrinos esperando su turno. A los pocos kilómetros de senderos enlodados y casi intransitables por lo pegajoso del barro, decidimos pasarnos a la carretera que va todo el recorrido paralela al sendero. Nos acompaña una joven pareja de Canarias, aunque ella creo que es de Orense.

A la entrada de Viana está el cuartel de la guardia civil cuyo comandante es el cuñado del padre Ángel, de los carmelitas de Vigo, amigo nuestro. Entramos a saludarlo y quedamos con él en un café en la plaza de la iglesia de Santa María. Aprovechamos para asearnos y sacarnos la ropa de lluvia. Al poco rato llega Javier, el comandante, nos invita café, charlamos un rato y seguimos camino hasta Logroño a donde llegamos a las doce. No abren hasta las doce así que decidimos, después de tomarnos una ración de tortilla, seguir hasta Navarrete. Total, 34 Km. que nos pasan factura. Me sale otra ampolla en la planta del pie. Manolo también tiene alguna.

En el albergue de Navarrete nos dan las dos últimas plazas que son camas, no literas que nos asigna la hospitalera que es italiana y que habla de todo menos español (lo habla malamente). Hasta ahora venimos observando que todos los albergues acaban completos antes del cierre. Hacemos una sesión de lavadora (3€) y limpiamos las botas pàra descargarlas del peso del barro. Cuando escribo esto son las seis. No hubo siesta. Entre la llegada y la comida se nos pasó la hora. Matamos el tiempo paseando de arriba abajo, vstitando la iglesia, tomando una caña…Este albergue está lleno de extranjeros. En nuestra sala, los únicos españoles somos mi hermano y yo. Por cierto, me doy cuenta de que perdí el teléfono. Debió caerme del cinturón en algún sitio.

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Albergue de Navarrete. Camino de Nájera.

14 Mayo Sábado Etapa 7 Navarrete -Nájera  17 Km. 3 h. 30 min.

Desayunamos en el bar al lado del albergue y a las siete estamos en el Camino. Hace una mañana espléndida. Sopla una refrescante brisa y los senderos discurren entre trigales y viñedos. De vez en cuando me gusta caminar solo y, al hacerlo con todo el paisaje para mí, siento una plenitud que solo es posible así, solo en el campo inmenso con el único límite de la línea del horizonte. La etapa de hoy se nos pasa en un vuelo pues solamente tiene 17 Km.

En Nájera el albergue no abre hasta las tres. Manolo llama a su amigo Paco, compañero del Camino del año pasado, el cual nos vendrá a buscar a la una para llevarnos a la casa que tiene en Avalos, un pueblo cercano a Nájera. Mientras tanto, nos vamos al parque al borde del río Najarilla que atraviesa la ciudad y reparamos las averías que tenemos en los pies. A una llega Paco y nos lleva a su casa que está a media hora de allí. Nada más llegar dejamos las mochilas en su casa y sin más nos vamos de vinos con «la cuadrilla» que es como llaman aquí a la panda de amigotes. De vuelta a casa, Mariángeles, la mujer de Paco, ya tiene la mesa lista.Paco asa unas estupendas chuletas de cordero en la chimenea que tiene en el comedor del sótano las cuales acompañamos con la ensalada que preparó su mujer. También nos acompañan Julián y su esposa. En un momento dado sale a colación la enfermedad de Julián (le han detectado un tumor en el pulmón) y el hombre no puede resistir y rompe en sollozos.

Avalos es el pueblo de Mariángeles. Paco trabaja en Zaragoza y pasan aquí los fines de semana y vacaciones.La casa está muy bien restaurada y acondicionada. Nos han preparado una habitación con dos camas en donde echamos la siesta. Después nos vamos a dar una vuelta por el pueblo que es uno típico de La Rioja con una iglesia impresionante que es monumento nacional, un palacio que fue de un virrey, casas nobles con sus escudos, en fin, un pueblo rico como todos los que le rodean aquí en estas zona de la Rioja donde abundan las bodegas, algunas muy famosas. También visitamos una bodega aún en construcción, de un amigo de Paco, de gran porte, inspirada en el palacio del virrey, con varias habitaciones para hospedar a clientes,laboratorio, etc. Cuando regresamos ya es casi de noche. Ya en la habitación, Manolo me pasa el hilo por la ampolla de la planta del pie que me estuvo doliendo todo el día y quedo aliviado. Cenamos, yo solamente fruta, y a las once nos vamos a dormir que mañana hay que madrugar.

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Avalos. Ventosa.

15 Mayo Domingo Etapa 8 Nájera – Santo Domingo 21 Km. 5 h.

Desayunamos en casa de Paco que nos deja en Nájera a las seis y media. Salimos por la carretera nacional y nos desviamos y nos desviamos por otra local hasta encontrar el camino que nos lleva a Santo Domingo de la Calzada. Con las heridas mejor curadas la marcha es más llevadera. Sigue el mismo paisaje de campos de trigo, cebada, remolacha, etc. Manolo sufre porque le ha salido una ampolla en el meñique que le molesta bastante por que vamos un poco más despacio. De todas maneras, a las doce llegamos al albergue de Santo Domingo de la Calzada que hasta ahora es el mejor de todos sobre todo respecto a la dormida porque no hay literas, solo camas separadas por una mampara de cuatro en cuatro.Además es gratis. Puede darse un donativo voluntario.

Hace un tiempo estupendo. Hoy es aquí el último día de las fiestas patronales. Salimos a la farmacia a comprar apósitos para nuestra heridas y nos encontramos un montón de gente vestida de domingo saliendo dela kisa principal en la catedral y llenando las cafeterías y bares del paseo durante la hora del aperitivo. Allí nos vamos a comer una ración de ensaladilla y otra de calamares, enormes, que nos dejan más que satisfechos. Después de la consabida siesta, Manolo hace una reparación a fondo en sus pies.

Como es domingo no hay donde comprar fruta, así que nos arreglamos con un bocata.Seguimos rodeados por muchos extranjeros y tan solo unos pocos españoles. Hay un tipo bastante borde, de Redondela, que está hablando a gritos en el dormitorio y se molesta cuando alguien le llama la atención. Según reza una placa que hay a la entrada estamos en el Km. 190 desde Roncesvalles.

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Casa del Santo (Albergue). Tiras de arcilla.

16 Mayo Lunes Etapa 9 Santo Domingo – Belorado  22 Km. 5 h.

Arrancamos a las 6.30. Una vez más cruzamos por los cómodos senderos, las suaves colinas y los lienzos verdes y rojos de secano y regadío. La mañana es fresca y el amanecer es una hermosa estampa de nubes sonrosadas. Tenemos que amainar debido a que el pie de Manolo se resiente.En Villamayor, no lejos del fin de etapa, tomamos la naranja. El cielo se encapota y la jornada resulta fresca y de caminata fácil.

Llegamos a las once y media al albergue de Belorado de nombre Los Cantones. Es privado atendido por un matrimonio muy atento. atiene tres salas con literas. Nosotros escogemos un par de las de abajo.Belorado es un pueblo pequeño con un par de bancos, cafetería, algunos comercios y una amplia plaza donde hoy ay mercadillo. Está al lado de la carretera de Burgos la cual sorprende por el intenso tráfico de camiones. Compro pilas y comemos en un restaurante de la plaza. Menú de 8€ que consta de paella y merluza.

Antes de la siesta Manolo atiende a sus heridas y las mías. Tengo una ampolla en la planta del pie de unos 2 cm. La reparación es importante porque mañana nos espera una larga jornada. Al levantarme de la siesta, a las cinco y media, me encuentro con que está lloviendo con ganas. Le mesa de la cocina-comedor está repleta de peregrinos, unos comiendo, los extranjeros, otros escribiendo sus notas.Ahora ya estamos en Castilla-León y los pueblos se ven más robres y humildes con sus casas de adobe y sus modestos campanarios que contrastan con las espléndidas espadañas y casonas de los ricos pueblos de Navarra y La Rioja. Desde una cafetería que hay en la plaza en la que llego a contar 44 relojes «espallados» por todos sus rincones, chateo por ves primera con Pedro. Como todos los días a estas horas, me llama Bea y charlamos un ratito. Cena frugal a base de fruta y cuajada.

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Albergue «Cuatro cantones». Grandes averías.

17 Mayo Martes Etapa 10 Belorado – Agés 27,7 Km. 6 h. 30 min.

Salimos del albergue a las siete. Estuvo lloviendo toda la noche y sigue igual.En Villafranca de Montes de Oca tomo un bocadillo con un vaso de leche y esto es todo lo que comeré hasta la hora de cenar. Subimos el puerto de La Pedraza a toda marcha. Los caminos aún siguen embarrados pero ya no es lo de Navarra. Al llegar a San juan de Ortega me siento a esperar a Manolo y aún me da tiempo a echarle un vistazo al monasterio que está en plena restauración. Cuando llega Manolo decidimos irnos a Agés en vez de Atapuerca, ya que no le queda muy buen recuerdo del albergue en este sitio que además de cutre es muy pequeño. El año pasado tuvo que desviarse hasta Olmos de Atapuerca.

El albergue de Agés es nuevo y está bien dotado. Por 15€ tenemos cama, cena y desayuno. Me da un poco de lata la ampolla pero veo que está bien y la dejo como está. Aquí, en Agés, hace mucho frío. Después de la ducha me meto en cama y duermo la siesta hasta las cinco. Dam,os una vuelta por este minúsculo pueblo, algo arruinado per con bastante historia y una iglesia que parece demasiado grande para un sitio tan pequeño. El albergue y la casa rural que son de la misma dueña han revitalizado esta localidad.

Ceno a las siete con el primer turno, ensalada y paella. Más tarde, a eso de la nueve, el hospitalero, Yayo, nos invita al choco que tiene en su casa. De camino le cantamos «Clavelitos» a una abuela que nos mira desde una ventana. Nos juntamos con Yayo unos cuantos peregrinos, uno que se llama Gallego, otro de Alicante y algunos más. Bebemos orujo, cantamos habaneras y alguna gallega, bailamos todos una muiñeira y a las diez nos despedimos. Hoy es el día que hizo más frío desde que estamos en el Camino.

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Albergue «El pajar». En casa de Yayo.

18 Mayo Miércoles Etapa 11 Agés – Burgos  24,5 Km. 5 h.

Salimos a las siete y cinco.No hace frío y está despejado. En los primeros kilómetros el terreno es bastante llano y sigue el paisaje de campos verdes y pueblos medio arruinados, pero el tramo final es un largo recorrido entre el aglomerado industrial de la periferia de Burgos, a lo largo de las aceras bordeando los accesos a la ciudad, cemento y asfalto, ruido de motores tan ajeno hasta hace poco a nuestra vida cotidiana entre caminos rurales, pequeñas villas y pueblos.

Ya en el centro de Burgos, de camino hacia el albergue que está en las afueras, cerca del campus, una señora nos indica que hay uno nuevo, muy cerca de donde estamos, próximo a la catedral. Es el albergue de Santa Catalina y Santiago, encima de la iglesia de la Divina Pastora. Damos inmediatamente con él pero lo encontramos cerrado aunque lo abren al poco tiempo, a eso de las doce. El hospitalero es un chico joven y hospitalario. Le hace a Manolo la cura en sus averiados pies y a algún peregrino que llega agotado le toma la mochila y lo lleva a su litera. Un auténtico samaritano. Es un pequeño albergue de solo 18 plazas en un único salón. Tiene duchas y lavadero. Se paga la voluntad.

Comemos en el mesón Morito, cerca del albergue, ensalada y huevos fritos con chorizo. Allí nos encontramos con Nilson, un tocólogo brasileño muy curioso y hablador. Después de la siesta visitamos la catedral. Está restaurada y por fuera parece nueva con su piedra toda limpia. En el interior hay queda una parte pendiente de restauración que contrasta con la ya recuperada. Impresionante la capilla de los Condestables de Castilla, ostentación de su poder y riqueza y encantadora la imagen en piedra policromada de la Virgen de la esperanza, preñada. Turistas por todas partes.Mientras Manolo se toma una caña en el bar de la plaza del albergue, pues no le conviene moverse a causa de sus heridas, yo voy a comprar la fruta y yogures para la cena.

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Cruz de Atapuerca. Hacia Burgos. Albergue «Santiago y Santa catalina».

19 Mayo Jueves Etapa 12 Burgos -Hontanas 28 Km. 6 h.

Salimos a las seis y diez. Desayunamos en Tartajos. El paisaje es llano y seco. Una tira que se extiende entre el inmenso verde de los campos de trigo. Al llegar a Hornillos paramos para tomar un café. Alcanzamos Hontanas a la una y media.Entramos en un albergue privado. «El Puntido», que también tiene restaurante y bar. Es nuevo y con buenas dotaciones. Quizá el mejor hasta ahora. Tiene varias salas con literas de medra, todas nuevas.De comida, potaje de garbanzos y merluza. Hoy ya tenemos un día soleado y cálido. Después de la siesta procedemos al repaso de las heridas. La ampolla de la planta del pie, que era un pequeño globo de agua, es ahora una mancha rojiza de piel tierna. Manolo me hace la cura. Estos apósitos de silicona que tanto anuncian no sirven para las ampollas y en mi caso retrasaron su curación el tiempo que los tuve puestos.Visitamos al Sr. Jesús, un vecino, antiguo alcalde de la localidad, que Manolo conoció en su Camino del año pasado y que se dedica, ya jubilado a decorar troncos en forma de animales. Nos sacamos una foto y nos invita a un vaso de vico «imbebible». Nos comenta que con las lluvias de hace unos días habrá una cosecha de trigo tardía pero excelente.Hontanas es un pueblo pequeño pero vien cuidado, con una iglesia grande y hermosa, al que el hostal y el albergue-restaurante han revitalizado con todos los peregrinos deambulando por sus cuatro calles.En este sitio, como en Agés, hay más peregrinos que habitantes y no se ven niños ni apenas gente joven.

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Con el Sr Jesús. Iglesia de Hontanas.

820Mayo Viernes Etapa 13 Hontanas – Boadilla del Camino 28,6 Km. 6 h.

Salimos a las seis y media.Desayuno en el albergue. A los pocos kilómetros pasamos bajo el impresionante arco del que fue Convento de San Antón hoy sobre la carretera del que fue camino de los peregrinos medievales y aún lo es hoy. Aquí hubo hospital y aún existen las hornacinas en las que los monjes dejaban agua y comida para los peregrinos nocturnos.Paramos en Castrojeriz para que Manolo deje un recado en el bar que hay al lado de la Colegiata. Se sale de Castrojeriz por el Castrillo de Matajudíos, una larga rampa bastante empinada que hay que subir a pleno sol y que a más de uno le cuesta el resuello y unas cuantas gotas de sudor.

Después de Matajudíos el camino es llano y se estira entre trigales y barbecho, fresco por la suave brisa que sopla todo el tiempo. Ya estamos en las extensas llanuras de la Tierra de Campos, un paisaje sereno y abierto que me agrada plenamente. Seguimos hasta Itero de la Vega en donde compramos la fruta para la cena.En Boadilla del campo nos queda nos en el albergue, también privado, de nombre «»en el Camino», atendido por un jovenzuelo bastante «gilito» pero amable. Este albergue dispone de una pequeña piscina y jardín con césped. Los dormitorios están en una nave separada de la recepción y el restaurante. Está al lado de la iglesia en cuya plaza se eleva un «rollo» gótico del siglo XV que es una columna de piedra muy historiada que testimoniaba la independencia de Boadilla respecto a Castrojeriz y a la que se ataban los acusados de latrocinio, a presos y a gente de mal vivir que la justicia quería escarmentar.

No falla la consabida cigüeña en la espadaña de la iglesia. Con habas rojas y filetes de lomo reponemos fuerzas en el comedor del albergue.Después de la siesta reparadora ponemos a punto los «pinreles», descansamos en el jardín y charlamos con unas extranjeras mientras saboreamos una caña. Otras vueltas por el sitio hasta que dan las nueve y damos cuenta de nuestra frugal cena a base de fruta y yogur. A continuación volvemos al catre y nos entregan os una vez más al sueño reparador.

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Albergue «En el Camino». Las botas descansan.

21 Mayo Sábado Etapa 14 Boadilla del Camino – Carrión 25,2 Km. 5 h.

Desayunamos en el albergue. A las siete menos cuarto estamos en el Camino. El tramo Boadilla-Carrión es una pista recta jalonada por mojones de piedra en cuya parte superior está alojado un azulejo con el icono del Camino,la estela en forma de concha de vieira. Aveces, el azulejo está partido, se ven los tros en el suelo o ha desparecido y en su lugar han pintado la misma señal. Esta pista discurre paralela a la carretera, todo recto hasta Carrión, con la sola interrupción de unos cuantos pueblos.

El primero y más importante es Frómista, con su iglesia de San Martín, la joya románica del camino, armonía y hermosura hecha piedra, podría llamarse la «divina proportione» del románico. Sigue el camino entre blandas colinas y el verde extenso de los trigales. En Villalcázar de Sirga tomamos la fruta y conversamos con un peculiare peregrino al cual venimos observando desde hace algún tiempo. Es un hombre bajo, gordito y rechoncho, todo vestido de rojo, muy moreno, con una gran mochila. camina despacito, como haciendo un gran esfuerzo. Se detiene frente a nuestro banco y nos cuenta que es empleado de Correos y que hace el Camino a base de unas cuantas etapas cada año.Que tiene insuficiencia respiratoria y que por eso anda tan despacio. No pueda parar porque le cuesta mucho arrancar aunque aquí, como no hay cuestas, no tiene ese problema. Casos curiosos que se ven en el camino. Villalcázar tiene un templo imponente, la iglesia de Santa María la Blanca que visito mientras Manolo descansa.

Llegamos a Carrión a las doce y cuarto y nos alojamos en el monasterio de Santa Clara, de las monjas clarisas. Tiene un patio de entrada muy aparente pero su interior es bastante cutre. Comemos en un restaurante, frente a la iglesia de Santa María, el menú del día y después de la siesta me voy a visitar el monasterio de San Zoilo, donde estuve internado hace cincuenta años cuando era colegio de los jesuitas. Ahora es un hotel pero la iglesia y el claustro están abiertos al público y se mantienen igual que cuando yo estuve allí. En la antigua huerta han instalado un aparcamiento.Esta tarde hay boda en el hotel.Lo recorro todo con calma tratando de recordar aquel episodio de mi infancia del que me queda un recuerdo agridulce.A las ocho y media asistimos a un concierto de la coral de Carrión de Calatrava que está hermanado con este Carrión y con otro Carrión de los Céspedes, de Sevilla. Creo que le falla un poco la cuerda masculina. Asisten muchos peregrinos. Se nos renonoce porque calzamos sandalias o chancletas.

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San Martín de Frómista. Albergue de las Clarisas.

22 Mayo Domingo Etapa 15 Carrión – Ledigos 23,4 Km. 5 h.

Después de dormir francamente mal en el infame catre de las clarisas, recogemos nuestros bártulos y nos vamos a desayunar a una cafetería que hay allí cerca. Un bollo que llaman «ocho» y café con leche.A las siete menos diez estamos en el Camino, después de acertar con las flechas amarillas que están un tanto confusas en Carrión. Pasado San Zoilo, acometemos los famosos 17 Km. de pista de gravilla que nos llevarán a Calzadilla de la Cueza. Una rita de tierra de un par de metros de ancho de la que se dice en algunas guías que es un reto a la soledad y al calor del sol. Ni una cosa ni otra. La mañana es fresca, sopla una agradable brisa y la pista está llena de peregrinos. En Calzadilla repostamos. Atiende un camarero portugués, cosa curiosa.

A las doce y cuarto entramos en Ledigos, una pequeña aldea con unas cuantas casas de adobe, algunas deshabitadas, otras en ruinas, unas pocas restauradas y el albergue recién montado, todo nuevo por dentro. Como somos los primeros en llegar escogemos las literas que más nos gustan. Tiene un extenso campo donde se puede colgar la ropa, tiene bar y una pequeña tienda donde compramos la fruta para la cena. Lo que no hay es restaurante, así que comemos un bocata de tortilla francesa.Visitamos a la madre del policía que el año pasado llevó a Manolo a Palencia, cuando el fallecimiento de su suegro. El hombre no está pero más tarde aparece en el bar su hermano con el que charlamos un rato, le reiteramos nuestro agradecimiento y nos despedimos.

El tiempo está un poco fresco alternando el sol con las nubes.Este es un pueblo casi muerto, envuelto en un silencio solamente roto por las idas y venidas de los peregrinos que tampoco hacen demasiado ruido. Tiene una iglesia humilde en lo alto de un cerro  en donde me paso un rato tumbado en un banco. Más tarde voy a buscar a Manolo para enseñarle un nido de cigúeña en un poste de la luz que alguien ha preparado ara que la zancuda construyese allí su hogar de paso. La cena de siempre, esta vez en el bar y a dormir

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Alberge «El Palomar» /Ledigos). Santiago y esposa.

23 Mayo Lunes Etapa 16 Ledigos – Bercianos 24,5 Km. 5 h. 30 min.

Siguen los largos senderos entre los campos de trigo mayormente, repitiéndose el paisaje de todos estos días que ya comienza a ser monótono, de tan igual. Pueblos casi miserables salvados de su aspecto ruinoso por alguna casa de reciente construcción.Desayunamos en San Nicolás del real camino. Hemos salido a las 6.35 con un poco de frío que va templando cuando llegamos, a las 12.30, a Bercianos del Real camino, llamado así porque fue repoblado por gente llegada del Bierzo.

El albergue es una casona del siglo XVI, de aspecto recio, en los límites del pueblo. No hay literas, solo camas en un único salón en el piso de arriba. Espléndida siesta después de comer en el hostal que hay a la entrada del pueblo. Entra a comer la pareja de Málaga, ya veterana, que nos encontramos con frecuencia en el camino. Ella obsesionada por fotografiar todo lo que se mueve y lo que no también. El, paciente y bonachón, lo soporta con buen humor. También hay un bar. Todo un lujo en este pueblo casi dormido, si no es por los peregrinos que se mueven cansinamente de un lado a otro, tratando de pasar el tiempo.

Hoy hemos visto un peregrino que en ves de mochila arrastra una especie de carretilla formada poe dos bastones enganchados a la cintura con una rueda atrás, formando como una parihuela donde carga su saco. Con él va una mujer, que cojea, con una pierna más corta que la otra. Se ve gente que roza lo extravagante entre los peregrinos. También nos encontramos en Sahagún con Agustín, un valenciano con el que hemos trabado cierta amistad, viudo reciente, que nos confiesa que está deprimido y que se vuelve a casa.A las ocho tenemos una cena colectiva que nos ofrece el hospitalero aunque él no cocina. Es un voluntario catalán que tiene bastante cuento. Macarrones y ensalada. Al terminar, varios peregrinos leen algunas oraciones, cada uno en su idioma. Mientras rezamos, me llama Bea y tengo que salir. Manolo sigue a vuelta con sus heridas que no acaban de curar. Las mías ya han desaparecido.

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Albergue de Bercianos del Real camino. Cena comunitaria.

24 Mayo Martes Etapa 17 Bercianos – Mansilla de las mulas 26,6 Km. 6 h.

El hospitalero ha dejado el desayuno preparado. Este albergue creo que pertenece a una asociación llamada Domus dei que tiene cierta relación con los templarios. Se deja un donativo voluntario. A las siete menos cuarto estamos en el Camino. Como siempre, las consabidas flechas amarillas nos guían. Se repite el monótono paisaje que recorremos a lo largo de un «andadero» construído paralelo a la carretera.En Reliegos nos zampamos un sabroso pincho de tortilla y, a los seis kilómetros, ya estamos en Mansilla de la Mulas, una villa de las más importantes de la zona. Hoy aprieta el calor. Comemos en un bar, cerca de la plaza del ayuntamiento, no lejos del albergue, un plato combinado bastante contundente. Después de la siesta me percato de que he perdio la gorra. Voy al sitio donde habíamos comido y allí está. Se me estropea la radio y compro otra parecida.Es un elemento que ayuda a conciliar el sueño y que entretiene si uno se despierta demasiado temprano.Hoy, durante una larga escapada en solitario, hice un soneto a Bea el cual le envío en una postal. Es un poema de amor que espero que le guste.He intentado verter en él todo el amor que le tengo. Lo titulo «Soy tu peregrino» y dice así:

Andando voy por campos de Castilla,
por este mar de trigo y amapolas
que el suave viento mece en dulces olas…
Pensando voy: mi amor, mi maravilla…

Cae la tarde, roja y amarilla.
Tu rostro viene a mí y, ahora a solas,
oigo sones del mar. Son caracolas
que susurran tu voz de oro y arcilla.

Eres, amor, mi tarde castellana,
tú eres mi andar, mi ruta, mi camino,
eres la luz y aire que respiro.

Eres mi tarde, mi noche, mi mañana.
Voy hacia tí, pues soy tu peregrino.
Sueño con verte y al soñar deliro.

A las seis, el albergue ya está completo. Incluso ha sido necesario ampliar las plazas con colchonetas en el suelo. Una de ellas es para nuestra amiga Jennifer, una joven americana que nunca se da prisa por llegar y con la que charlo de vez en cuando. El albergue consta de varias salas, una eb el bajo, otra en elk piso de arriba. Hay un patio interior en donde se puede comer, charlar, lavar la ropa y tenderla.Está gestionado por los Amigos del camino de León, según me cuentan.

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Albergue «Amigos del peregrino». Literas del albergue de Mansilla de la Mulas.

25 Mayo Miércoles Etapa 18 Mansilla de las Mulas – León 18,7 Km. 3 h. 30 min.

Salimos a las seis y media y desayunamos en Villamoros de Mansilla, a unos seis kilómetros. Sigue el camino con más de lo mismo, repitiéndose el paisaje de los días anteriores hasta llegar a las afueras de León donde comienza el asfalto urbanita por el que tendremos que movernos durante los últimos cincuenta minutos de la jornada.Ya en el centro, encontramos a Teo, un amigo del Camino que ha llegado antes de nosotros y está esperándonos. Seguimos con él hasta el convento de Las Carvajalas que es, hasta ahora, el albergue más grande que he visto. Ya hay bastante peregrinos esperando, así que dejamos las mochilas en la cola y nos vamos con Teo a tomar una caña y a buscar un podólogo para Manolo. Lo encontramos y nos cita para las doce.Le hace las curas y regresamos al albergue. Hay dos grandes dormitorios: uno para hombre y otro para mujeres.

No tienen almohadas porque, según la monja encargada,eso es un lujo. Ests monjas Carvajalas también tienen colegio. Ocupan un edifico enorme con una patio muy grande. Están en obras, remozando paredes y fachadas.Hemos comido el menú del día, que llaman del peregrino, en un bar no delos de la catedral.Intentamos dormir la siesta pero hay una perforadora taladrando algo en las ventanas con tal ruido que nos echa a rodos a la calle menos a un dormilón increíble que, a pesar del trepidante estruendo, sigue roncando como si nada.Estoy escribiendo esto en la plaza de la catedral mientras espero a Manolo. Aquí, en León, nos vamos concentrando los peregrinos que aún quedamos de los que salimos de Roncesvalles y vamos a Santiago, Pascual, gallego y otros. Echo un vistazo a la catedral que está en restauración. Hoy hace mucho calor y el templo es un agradable refugio.

A las diez de la noche, después de haber estado esperando un buen rato, nos anuncian que ya podemos pasar a la capilla para acompañar a las monjas en el rezo de las Completas. Entramos en una hermosa capilla barroca, perfectamente conservada, que se llena de peregrinos. Rezan las monjas sus salmos que nos contestados por nosotros bajo la dirección de una de ellas que es la única que nos mira de frente. Las demás, sentadas en sus sitiales, mantienen todo el tiempo la mirada baja, en actitud devota. Una joven monja, que rezuma espiritualidad, nos dirige un cariñoso y delicado discurso de bienvenida. Terminamos esta liturgia con el canto de la Salve Regina.

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Plaza de la catedral. Albergue de Las Carvajalas.

26 Mayo Jueves Etapa 19 León- San Martín del Camino 24,3 Km. 5 h. 30 min.

A las seis y media comenzamos la marcha. Andamos un poco despistados por el centro de León al igual que ortos peregrinos porque faltan señales. y las pocas que hay nos confunden. Tardamos bastante en abandonar el cemento porque la salida de la ciudad emplama con Trobajo del camino y éste con La Virgen del Camino que son como parte de la urbe.

Todo esto son kilómetros de asfalto o cemento. Después nos metemos en el páramo. Sigue la confusión de marcas a la salida de un paso debajo de la autopista pero acertamos y seguimos por el andadero paralelo a la carretera hasta San Martín del camino, a donde llegamos a las doce y veinte. Aquí nos encontramos con que ay competencia entre un albergue privado llamado «Ana» y el de la Junta de Vecinos. Los del privado han borrado las marcas del suelo y tratan de captar a los peregrinos antes de que lleguen al de la Junta.

El privado es más caro, 10€, y el de la Junta son 3€. Nosotros nos quedamos en el de la Junta que está regido por Rosario que nos cuenta todo el lío este de los albergues que parece que ya está resuelto con la intervención del ayuntamiento.De todas maneras, este albergue está casi vacío debido a la competencia que le hacen el de Ana y otros cercanos. Éste es una concesión de la Junta por la que tuvo que pagar 250.00€, nos dice Rosario. Tiene buenos servicios de duchas y lavaderos y algunos árboles así como un depósito de agua municipal que es un cono invertido sobre una columna de unos 15 m. y que es como el símbolo de la localidad.

Comemos en el bar de enfrente que a la hora del café se llena de paisanos jugando a las cartas. Como hace bastante calor, aprovechamos para lavar la ropa. Hacemos los «deberes, paseamos, compramos fruta y, a las diez, a las literas. Sigue con nosotros el matrimonio de Málaga, ella fotografiando todo y él con su pachorra.

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Albergue de San Martín del camino. Manolo en el Camino.

27 Mayo Viernes Etapa 20 San Martín del Camino – Astorga 24 Km. 5 h.

En marcha a las seis y media. más de lo mismo. Andadero paralelo a la carretera con tramos de carretera pura y dura. En Hospital de Órbigo nos encontramos con nuestros amigos de Menorca, dos hermanos, él y ella que hacen el camino con su amigo catalán. Estos van sin equipaje. Lo envían por taxi a los albergues en donde van a pernoctar. Harán el Camino hasta Portomarín.A la salida de Hospital hay una señal que ofrece una variante al andadero/carretera campo a través.

Escogemos la carretera que parece más corto pero resulta feo y duro. Repostamos con fruta en una estación de servicio , mientras estamos sentados observo que mi bota izquierda tiene una raja en casi todo su perímetro. Al llegar al albergue municipal de Astorga (hay otros tres más, dos privados), el hospitalero me recomienda un zapatero cerca del albergue quien me dice que tire las botas a la basura «inmediatamente». Llamo a Bea para que me envíe por SEUR las que tengo e casa y me confirma que mañana, antes de la una y media, estarán en el albergue de Nuestra Señora del Pilar, en Rabanal del Camino.A las cinco voy a la catedral que me gusta mucho por lo proporcionada y fresca que es en un día como el de hoy que es bastante caluroso.

Manolo sigue con sus problemas en el pie. Buscamos una farmacia para aprovisionar materiales de cura y, como queda cerca de la plaza del ayuntamiento, nos sentamos allí a tomar un helado esperando que den las ocho los dos maragatos que tiene el reloj de su fachada. All´çin nos encontramos con Santiago y su mujer, dos peregrinos que vienen desde Roncesvalles, él de setenta y cinco y ella de setenta y es la cuarta vez que hacen el camino. Otra caña cerca del albergue, los «deberes», fruta y a dormir.

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Hospital de Órbigo. Albergue municipal de Astorga.

27 Mayo Sábado Etapa 21 Astorga – Foncebadón 26,4 Km. 5 h. 30 min.

Desayunamos en la estación de servicio que har cerca del albergue, a la salida de la ciudad. A los pocos kilómetros el paisaje se transforma, pues estamos pasando del páramo a la vega. Ya se ve algo de montaña con robles aquí y allá. Los andaderos han sido sustituidos por senderos. La marcha es ahora ascendente y seguiremos subiendo hasta llegar al puerto de Foncebadón, a 1439 m. sobre el nivel del mar.Tal como estaba previsto, a las once llegamos a Rabanal del Camino en donde tenemos que parar para recoger las botas con el temor de que tengamos que esperar hasta la una o más pero ocurre que, apenas estamos entrando en el pueblo, cuando suena el teléfono. Es el hombre de SEUR que acaba de llegar al albergue con las botas. Fantástica sincronización.

En Rabanal también hay varios albergues , aunque el mejor debe ser éste. Nos atiende MªIsabel, encantadora hospitalera que nos insiste para que nos quedemos pero es demasiado temprano y decidimos seguir hasta Foncebadón. Dejo allí mis botas italianas, e mucho diseño y poca calidad,.Después de zamparnos una ración de tortilla y una caña, continuamos la marcha.Un par de horas más alcanzamos el puerto de Foncebadón, lugar perdido en medio de las montañas que rodean Astorga, sede en el siglo XV, creo, de un importante concilio y hoy un conjunto de casas en completa ruina pero en fase de reconstrucción, ya que se intenta revitalizar el lugar dotándolo de nuevo pavimento, electricidad, agua, etc.

Funciona un restaurante «medieval» en el que comemos espléndidamente por 9€, un hostal y albergue que está en la antigua iglesia, quizá monasterio, en el que hay 18 plazas entre literas y colchonetas. Lo rige una hospitalera francesa muy agradable. El albergue pertenece a la organización Domus Dei a la que me referí en la etapa de Bercianos.Bea me confirma que recibió y soneto que le gustó mucho. Nos queremos y nos lo decimos.El albergue es un poco cutre. Hasta tengo que desatascar el WC. damos vueltas y paseos hasta agotar lo que queda del día. Antes de acostarnos nos llama Fracoise, la hospitalera, a mí y a Pascual para que contemplemos el bellísimo ocaso que tiñe el cielo de un rojo intenso, precioso decorado que entra en mi retina y decora mi sueño.

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Albergue de «Domus Dei». La Cruz de ferro

29 Mayo Domingo Etapa 22 Foncebadón – Ponferrada 27 Km. 6 h. 20 min.

Desayuno en el albergue preparado por Francoise, la hospitalera que es un encanto y nos despide afectuosamente. A las seis y media estamos en el camino. El paisaje es ahora monte bajo, amarillo de retama, violeta del brezo, de flores blancas, todo verde, muy hermoso. Son senderos de guijarros de canto que torturan los pies de mi hermano.

En Acebo, donde repostamos abase de empanada de carne muy buena y zumo de naranja, nos recibe la charanga del pueblo, acodeón, tambor y bombas de palenque, pues la fiesta del Corpus.Es el primer pueblo del Bierzo, con varios albergues y bares. Llegamos al albergue de Ponferrada a la una y cuarto, dando una vuelta enorme por seguir las flechas cuando se puede legar por la carretera de entrada co 2 o 3 Km. menos. Somos los primeros en llegar al albergue que es un complejo hospitalero moderno y muy grande, con capilla, campo y todos los servicios. Las literas en salas de o o 10, todo nuevo y bien conservado.

Abren a las tres y, como es tan tarde, nos tomamos un bocata de tortilla en un bar cercano y regresamos para echar la siesta. Lavamos ropa y la secamos en el tendedero del albergue.Manolo no se encuentra bien de sus heridas, sobre todo el meñique, así que voy a ver si encuentro una pomada que le recomendó el podólogo, por lo que me recorro media Ponferrada buscando una farmacia. Una vez hechas sus curas nos tomamos una caña en el bar de enfrente, anotamos en el diario y damos una pequeña vuelta por el centro de la ciudad. Llama Bea. Todo va bien. Cenamos café con magdalenas y volvemos al albergue para dormir.

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No abre hasta las tres. Albergue de Ponferrada.

30 Mayo Lunes Etapa 23 Ponferrada – Villafranca del Bierzo 23,5 Km. 5 h.

Salimos a las seis y media y desayunamos en el bar de enfrente. Hasta Columbrianos, acera y cemento. Para,mos a tomar café en Cacabelos donde tiene su casa-hotel el dueño de los cafés y tiendas «Prada a Tope». En Vigo hay uno. Mientras estamos con el café entra un grupo de alemanes con los que charlamos de vez en cuando y que suelen estar en las liturgias del Camino. A la salida del pueblo nos encontramos con Santiago y su mujer, la pareja mayor, de San Sebastián. Los volvemos a encontrar en el albergue de Villafranca. No se quedan, siguen hasta el próximo albergue, en Pereje.

Hay bastante asfalto en esta etapa. En las fincas colindantes se ven muchos cerezos con el fruto ya coloreando. Entramos en el albergue de Villafranca a las doce menos diez. Es municipal y está bien dotado con literas distribuídas de ocho en ocho en salas separadas. Manolo le llama la atención a un tipo borde que está de charla en el dormitorio y no deja descansar a un peregrino que está intentando echar la siesta. Aunque el tipo se revuelve, parece que el toque da resultado.

Villafranca es una hermosa villa con nobles edificios como la iglesia de Santiago o de El Perdón en donde los peregrinos enfermos podían ganar el jubileo si no eran capaces de llegar a Santiago Comemos en la Plaza Mayor con un tiempo soleado estupendo. Después de la siesta damos un paseo para preparar la salida de mañana, tomar unas cañas y escribir el diario. Tanto en el albergue como en el pueblo anuncian taxios que llevan las mochilas al Cebreiro debido a la fama de dura que tiene su ascensión. Nosotros lo subiremos con las nuestras a la espalda. Anda por aquí el peregrino de los dos infartos. Manolo va mejor.

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Albergue municipal de Villafranca. Iglesia de Santiago o del Perdón.

31 Mayo Martes Etapa 24 Villafranca – O Cebreiro 28 Km. 7 h.

A las seis y media salimos con una café de la máquina del albergue. A pesar de haberla revisado el día anterior, la salida es algo confus debido a la falta de señales a ka salida de Villafranca, pero acertamos con el andadero que hizo Fomento robándole el arcén a la carretera que discurre paralela a la autovía. Nos encontramos de nuevo con el peregrino de los infartos que con su paso irregular, cojeando, con su enorme mochila y fuerza de voluntad sigue su camino hacia Santiago donde, según nos dice, le esperan sus hermanos. El andadero, aunque de cemento pintado de ocre, no está mal para andar porque hace fresco y es llano, siguiendo el curso del río Valcarce.

Paramos en la estación de servicio de Vega de Valcarce donde repostamos a base de empanada y café con leche y seguimos, ya on más calor, por el andadero/carretera que se interrumpe siempre que aparece un pueblo o aldea para volver a aparecer a la salida.Poco después, en Las Herrerías, comienza la subida al Cebreiro. Los primeros 5 Km. discurren entre el nuevo paisaje de bosque frondoso y umbrío, prólogo de lo que será después, metidos ya en la provincia de Lugo. Pasada La Faba, los árboles desaparecen, el monte está pelado y el calor aprieta. En la subida me encuentra con una inglesa que sube con gran facilidad. Charlo con ella un rato y me quedo debajo de un árbol a esperar a Manolo. A la una y cuarta entramos en el recinto de O Cebreiro.

Tras la ducha nos vamos a comer. Sopa y costilla de ternera. Están aquí los menorquines con los que pasamos algún rato de charla. Este albergue es de la Xunta, como todos los de Galicia. Es gratis y está bien dotado. Lo malo es que me toca una litera cerca de los aseos y eso resulta incómodo por los olores y las idas y venidas de la gente. De todas maneras me quedo dormido pronto.

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Los hermanos peregrinos. Albergue de O Cebreiro.

1 Junio MIércoles Etapa 25 O Cebreiro – Triacastela 22,2 Km. 4 h. 30 min.

Desayunamos en O Cebreiro. A las siete menos cuarto estamos en la pista de salida.Tomamos la carretera porque, por lo visto, el trayecto cambia el paisaje radicalmente. Ahora el sendero corre entre prados y montañas. llenas de verde y arboleda. Ya me encuentro con otros peregrinos. El silencio de estos valles y vaguadas y la tranquilidad de la marcha solamente se interrumpe con algún «vaqueiro» que lleva sus reses a pastar acompañadas de un par de «palleiros» que las hacen marchar en orden.

En el Alto del Poyo repostamos y seguimos paralelos a la carretera durante unos kilómetros hasta que comienza la bajada hasta Triacastela por «corredoiras» y «carreiriños» que se deslizan entre prados y castaños, auténticos túneles vegetales que nos protegen del sol con su sombra agradecida.Alcanzamos Triacastela a las once. Como el albergue no abre hasta la una, nos vamos al bar de enfrente donde, mientras tomamos una caña, aparecen Pascual y Vicente que comen allí y siguen camino. Entramos los primeros en el albergue que tiene habitaciones con cuatro literas. Escogemos dos de las de abajo, como de costumbre. El hospitalero es un paisano muy amable.Menú en el bar de enfrente. Después de la siesta nos vamos a dar una vuelta por Triacastela.

Encontramos bastantes peregrinos que siguen hasta Samos. Este albergue, a las cuatro, ya está completo. Hay otros, privados, en el centro de la villa.A ls siete asistimos a la Liturgia del Peregrino que oficia el párroco. Lo tiene todo muy organizado. reparte fotocopias en los idiomas de cada peregrino con los salmos y oraciones que él ha preparado. Es un poco plasta pero parece que lo hace con ilusión. La mayor parte de los asistente son alemanes. Cena fruta como es habitual y a las diez en la litera.

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Asoma Galicia. Albergue de Triacastela.

2 Junio Jueves Etapa 26 Triacastela – Sarria 18,5 Km. 4 h. 45 min.

Desayuno en el bar de enfrente. Bajamos a Sarria por San Xil. Sigue el paisaje cargado de bosques, senderos umbríos bajo verdes arcadas, prados y ríos. Un verdadero vergel. En «O Camiño» nos encontramos con Pascual, Gallego y otros que están allí tomando algo y seguimos juntos hasta Sarria.Ellos vienen de Samos y continúan hasta Ferreiros.

Llegamos al albergue de Sarria a las once menos cuarto pero no abre hasta la una. Dejo la mochila en el bar de al lado y me voy a una barbería de allí cerca para que me arreglen. La barbería y el barbero parecen no aber sufrido el paso del tiempo. Están como hace cuarenta años, con su lejos antiguo, el barbero con su cuero de reparar la navaja y hasta un tertuliano que le da conversación. Ahora, con la barba retocada por 2,80€, estoy más presentable.Poco antes de la una llegan los menorquines con wel catalán. Comemos en el restaurante de la Sociedad recreativa La Unión, una antigua casa señorial con un gran jardín, seguramente propiedad en otros tiempo de algún indiano.

Hace un calor «abafante». Nos damos un paseo por villa y tomamos un helado, muy malo por cierto, en el paseo que bordea el río Celeiro. En este albergue no hay lavadero ni tendedero. Lo atiende una nativa bastante afable que hace tertulia con sus amigas. A las seis ya está el albergue completo lo cual ocurre con casi todos a estas horas. Hay otros albergues en Sarria, privados.

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Albergue de Sarria. A la sombra de los castaños.

3 Junio Viernes Etapa 27 Sarria – Portomarín 22,4 Km. 4 h. 50 min.

.Después de desayunar en el bar de al lado, comenzamos la marcha a las siete menos diez. Salimos po donde está la Torre de Sarria y el Monasterio. El Camino es ahora un sendero bordeado por robles y castaños, de piso blando, cómo para andar, con suaves desniveles, mucha bosta por el suelo y olor a «estrume» en el ambiente.

Pasamos por unas pocas aldeas y llegamos a Ferreiros donde tomamos café en un bar que parece que se acaba de estrenar.A las doce menos cuarto llegamos al albergue de Potomarín, nuevo, inaugurado el año pasado, al día siguiente de haber estado Manolo aquí, en el antiguo. Está al lado de la iglesia de San Nicolás, recuperada del antiguo pueblo ahora sumergido en el embalse. En la liera contigua a la mía está el peregrino de los infartos. Piensa estar en Santiago el próximo martes, nos dice. En el salón entablamos conversación con un muchacho que dice andar 40 Km. diarios y que hace el Camino para cumplir una promesa.

Cada cual tiene sus motivaciones, desde el reto personal hasta el turismo barato.A las tres ya no queda sitio en el albergue y los que van llegando se instalan en el antiguo que está al lado. En los albergues gallegos no se paga. Menú de hoy: ensaladilla rusa, huevos fritos con jamón, tarta de Santiago y vino: 7€. Hoy nos han lavado y secado la ropa en máquina por 3€.Sigue haciendo calor, aunque está nublado.

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Con el Pelegrín. En la iglesia de San Juan.

4 Junio Sábado Etapa 28 Portomarín – Palas de Rei 25 Km. 5 h. 15 min.

Como de costumbre, desayunamos en el bar que hay enfrente del albergue. A las seis y media ya estamos andando. La litera que ocupaba nuestro amigo el de los infartos ya está libre cuando nosotros nos levantamos. Lo encontramos hora y media más tarde. arrastrado su corpulencia y su mochila, cerca de Gonzar. Nos pregunta dónde podrá desayunar, pues está en ayunas. Allí mismo, a unos metros, tiene un bar. Es una persona amable y afectuoso que despierta nuestra simpatía por su coraje y constancia.

La mayor parte del Camino discurre por un andadero paralelo a la carretera, aunque de vez en cuando se mete en algún sendero bajo la sombra de los castaños. Sigue la bosta en el suelo y el olor a estrume por toda la comarca. Llegamos a palas de Rei a las doce menos cinco, bajando por la iglesia que tiene una como espadaña una grotesca cruz de cemento sobre su pórtico románico. Este albergue es más pequeño que el de Sarria y más viejo pero más acogedor pero con menos literas en los dormitorios. Hemos salido con nubes y una brisa floja y llegamos con sol. De comoda, caldo, jarrete guisado, tarta y café.

Siesta de tres a cinco.Paseo por el pueblo, cañas y anotaciones en el diario. Palas es una villa aburrida y sosa, con un ayuntamiento que está todo el día cerrado y una alameda triste con su fuente de varios caños que en vez de manar agua almacena basura. A la nueve la fruta y a las diez a dormir.

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Albergue de Palas de Rei. A 50. Km. de Santiago.

5 Junio Domingo Etapa 29 Palas de Rei – Arzúa 28,6 Km. 6 h. 30 min.

Aquí no nada abierto a estas horas, las seis y media. Así que en el comedor del albergue nos tomamos la fruta y una magdalena. A los tres kilómetros encontramos el bar O Abrigadoiro, de un albergue privado, y tomamos un café con leche y algo más. Sigue el Camino por senderos bajo arcadas de árboles alternando de vez en cuando con el andadero hasta llegar a Melide. Aquí nos tropeamos con un matrimonio amigo de Manolo de sus estancias en Sanxenxo. Nos invitan a café y seguimos la marcha. Subidas y bajadas que nos llevan hasta Arzúa, pasando por Rivadiso, un bello paraje en la ribera del Iso, no lejos de Arzúa donde hay un albergue nuevo y de muy buena pinta pero demasiado solitario.

Son las doce y media cuando pasamos por allí y el sol ya comienza a calentar. Cuando llegamos al albergue de Arzúa ya hay unos venite peregrinos esperando. La hospitalera nos asigna unas camas bajas muy bien situadas en un amplio salón que da al patio. Como la que está a mi lado está rota, tengo más sitio y más comodidad pàra moverme.

Comida en un restaurante que nos recomienda la hospitalera, llamado Mesón del Peregrino, allí cerca: merluza a la gallega y tarda de Santiago Es un sitio cerrado pero con buena climatización. Como hoy es domingo, Arzúa es un pueblo más aburrido de lo habitual. Todo está cerrado menos los bares y por la plaza pasean gentes de todos los colores, viejos, niños, alguna pareja y los peregrinos. Después de las acostumbradas cañas, cena frugal y unas vueltas más hasta que llega la hora del descanso.

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Albergue de Arzúa. Dormitorio de peregrinos.

6 JUnio Lunes Etapa 30 Arzúa – Pedrouzo 19,4 Km. 4 h. 30 min.

Nos ponemos en marcha a las siete menos diez, después de desayunar en la plaza la iglesia. Casi todo el camino discurre entre entre árboles frondosos, principalmente castaños y carballos que proporcionan una buena sombra, aunque hasta eso de las diez no se echa en falta porque estamos andando por la fresca y sopla una brisa que hace muy agradable el paseo, pues esto es paseo más que marcha.Poco antes de finalizar esta etapa encontramos otro recuerdo dedicado a un peregrino fallecido en el Camino poco antes de llegar a su término.

Llegamos al albergue temprano, poco después de las once y media. Como los demás gallegos no abre hasta la una. Somos los primeros en entrar. La hospitalera, al ver que somos hermanos, nos das dos camas bajas, al fondo de la sala, debajo de una ventana, muy cómodas. Siguen llegando peregrinos en continuo goteo. Acabará completo como viene sucediendo en los anteriores y con una mayoría aplastante de extranjeros.

Aquí está también Rosaline, una francesa de unos 70 años que viene desde Roncesvalles y con la que nos encontramos con frecuencia. El año pasado hizo el Camino desde Le Puy, su pueblo hasta Roncesvalles, unos 700 Km., y este año irá a Santiago y desde allí continuará hasta Finisterre. Impresiona ver una mujer tan mayor, enjuta y fuerte, capaz de llevar a cabo, sola, semejante hazaña.

Pedrouzo es un «sitio-carretera», al lado del asfalto, sin ningún interés. Solamente un pas de cafeterías, una estación de servicio, un supermercado y unas cuantas viviendas. Comemos en uni de los bares no muy bien y muy caro. Paseamos de arriba abajo, hacemos los «deberes» y a las nueve y pico a la piltra.

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Barbas de 30 días.

7 Junio Martes Etapa 31 Pedrouzo – Santiago 20 Km. 4 h. 30 min.

Desayuno en la cafetería vecina del albergue. A las seis y media en el Camino. Hasta Lavacolla siguen los sendereos entre prados y «carballeiras» aunque ya se ven eucaliptos en algunos tramos. A partir del Monte do Gozo andaderos y asfalto hasta llegar al centro de Santiago a las once menos diez.

Allí, en el Oficina del Peregrino tramitamos nuestras «Compostelas» tras una corta espera en la escalera de acceso que se va llenando de peregrinos. Dejamos las mochilas en la oficina del BBVA y nos vamos a la plaza del Obradoiro donde se están viendo peregrinos aquí y a allá, cada vez más. A las doce asistimos a la Misa del Peregrino, abrazamos al Apóstol, visitimos la cripta y nos sacamos la últimas fotos. Quedamos con Socorrito para que nos recoja en la plaza de Galicia pero pasa por delante de nosotros y no nos reconoce por las barbas. Manos mal que aparece por allí José y nos vamos todos con ella. Esperamos en su casa a que lleguen Bea y Maló y, tras los besos y abrazos emocionados, comemos ya como personas normales y corrientes.

Se acabó esta estupenda experiencia. Los treinta y un días parecen haber transcurrido en poco tiempo. Fueron jornadas de vida sencilla, lineal, viviendo el ambiente del peregrino, de austeridad y de concordia, fundiéndonos en el paisaje y disfrutando a tope del placer de caminar, de pensar libremente, sin agobios, sin ruidos ni interferencias, despertando con las primeras luces y acostándonos casi con el ocaso, descansando cada noche, una vez concluida cada jornada, con el cansancio fresco y la mente despejada que proporcionan un sueño plácido y reparador. He llegado a Santiago con cinco kilos de menos en el cuerpo y un gran bagaje espiritual lleno se serenidad, satisfacción y plenitud interior.

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Mostrando la «Credencial». Fin del Camino en la plaza del Obradoiro.

Nota: Hay una versión con mapas que puede verse haciendo clic aquí.